La brecha digital es uno de los principales problemas que experimentan las personas mayores hoy en día. La prioridad que se otorga a los mecanismos digitales a la hora de realizar tramitaciones provoca que estas personas necesiten a sus familiares más jóvenes para llevarlas a cabo.
Uno de los principales factores que motivan esta brecha digital es, sin duda, la desconfianza que manifiestan ante las nuevas tecnologías. Esta falta de confianza se debe a distintas razones. Una de ellas es el miedo a cometer errores que puedan traer graves consecuencias, debido a las historias que hayan podido escuchar sobre estafas, virus, etc. Otro motivo que encontramos son las experiencias negativas previas, que generan cierta en sus propias capacidades o una visión negativa de estos dispositivos.
A pesar de estos obstáculos, los datos son positivos. Cada vez hay más personas mayores que utilizan las nuevas tecnologías. Según el INE, el 60% de las personas de entre 67 y 74 años navegan a diario en Internet, cifra que aumentó un 3,6% con respecto a 2021. En cuanto a los mayores de 74 años, la cifra baja a un 24,1%; pero también sube un 4% en comparación a hace dos años.
Existen diversos mecanismos de adaptación de las personas mayores al entorno digital que pueden agilizar este proceso y acabar con la brecha digital:
- El uso de pantallas grandes, que facilita el acceso a aquellas personas mayores que presenten problemas de visión.
- La instalación de antivirus o firewalls que proporcione seguridad y evite cualquier tipo de virus.
- La existencia de una interfaz sencilla e intuitiva sin modelos recargados o aplicaciones complejas que no vayan a utilizar.
- Atajos en los dispositivos. Como el botón de emergencia en los teléfonos móviles, que permite que las personas mayores puedan llamar a sus personas cercanas con la mayor rapidez posible.
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